Único Patrimonio de la Humanidad de la provincia

Minas de Almadén es el único enclave declarado Patrimonio de la Humanidad de la provincia de Ciudad Real que participa junto a la localidad de Idria (Eslovenia) en el bien Patrimonio del Mercurio “por su valor universal excepcional, su extraordinaria importancia cultural y su gran interés para las futuras generaciones de la Humanidad”, según la Unesco.

Son las minas de mercurio más grandes del mundo y también las de mayor antigüedad, con una actividad ininterrumpida desde hace más de 2.000 años, ya que su mineral, el cinabrio, y el metal resultante, el mercurio, han sido para muchas civilizaciones un bien muy apreciado, que ha ayudado a llenar las arcas de la Corona española, a mejorar la actividad de los banqueros más influyentes de su época como los Fugger o los Rothschild, a ser la ‘plata viva’ de los romanos (hidrargyrum) o para el ornamento y la alquimia de los musulmanes, aunque mucho antes los cartagineses conocieran y explotaran la zona. Su escasez alcanzó un valor estratégico mundial a partir del siglo XV-XVI como metal imprescindible en el proceso de amalgamación en las minas de oro y plata de América. Su producción alcanzó el cénit en las edades moderna y contemporánea donde el mercurio era insustituible en muchos usos industriales, químicos y técnicos (termómetro de Farenheit, válvulas de radio, tubos de rayos x, fabricación de pinturas, bombillas incandescentes, etc.).

Izq.: Hospital de Mineros en activo (1774-1975). Centro: Hospital de Mineros San Rafael hoy. Dcha.: Mineros en un pozo a principios del siglo XX.

En Minas de Almadén se ha producido la tercera parte del mercurio consumida en el planeta. Su legado geológico, paleontológico y cultural es extraordinario y único así como su historia. Una historia que, lejos de concluir con el cese de la actividad de la mina en 2003, ha continuado su curso como referente internacional en materia de turismo industrial, además de punto educativo y cultural de primer nivel, gracias a la recuperación para la visita de todo el patrimonio en el conocido Parque Minero de Almadén, abierto en 2006 (las actuaciones iniciales superaron los 20 millones de euros). En este sentido, el director de Actividades Industriales de Minas de Almadén y Arrayanes (MAYASA), empresa pública perteneciente a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Francisco Javier Carrasco, ha subrayado que en Minas de Almadén confluyen varios aspectos que no se dan en ningún otro sitio, “en los orígenes se llevó a cabo una explotación muy superficial, por lo que los restos de la misma se han perdido, pero como no se ha dejado de trabajar en la mina en ningún momento, lo que encuentras en la superficie es un puzle compuesto por elementos de distintas épocas. Su estado de conservación es muy bueno, pues no ha sufrido el abandono, no se ha destruido nada, todo se puede recuperar y transformar en un lugar visitable. Tenemos el discurso completo de la época final de explotación, toda la infraestructura, la metalurgia, se conserva absolutamente todo y eso tiene un valor excepcional”, afirma. Excepcionales como son sus hornos de Bustamante, el baritel de San Andrés o una de las xabecas árabes que ha estado expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Pero esta historia es también la historia de cientos de miles de mineros, forzados y presos en el pasado -durante más de 200 años-, que se dejaron la piel, muchos la vida, para la extracción de este preciado metal. Conocida es la Galería de Forzados, cuyo acceso se encontraba emplazado debajo de la Escuela de Minas, la más antigua del país, o el Real Hospital de Mineros de San Rafael, en funcionamiento desde 1774 hasta 1975 donde se trataba a los trabajadores del mal del azogue o hidrargirismo. Este magnífico edificio, visitable también, alberga una muestra de la historia del hospital, el trabajo de la mina y unos calabozos recuperados.

Izq.: Esquema de la metalurgia de la plata. Durante varios siglos desde el XVI, el mercurio se utilizaba para extraer el oro y la plata de las minas de América. Centro: Mulas en el Baritel en el interior de la mina. Dcha.: Sala de las ciencias en el Museo del Mercurio.

Uno de los mineros de los últimos años, Gregorio Aguilera Murillo, de 75 años, pasea ahora por el Parque Minero sorprendido del trabajo de recuperación, “es digno de ver, todo lo que había continúa allí, cómo se trabajaba en la mina…, merece la pena visitarlo para conocer este duro oficio”. Durante 25 años -de 1969 a 1995- Gregorio anduvo en el interior de la mina, primero de ayudante perforista, luego fue perforista y, por último, vigilante. “Trabajábamos en turnos de seis horas de 15 a 20 personas, con descansos para la ventilación y oxigenación de la planta, en los filones de mineral íbamos perforando y avanzando, entibando para consolidar paredes, extrayendo el mineral con palas hidráulicas… Era muy duro, por la mala visibilidad y las altas temperaturas, a veces te tenías que quitar la careta porque casi no se podía respirar…, del cielo de la mina caía mineral, a veces abundante agua, todo tenías que sortearlo por la seguridad de todos…”; de todos modos, agrega, “mineros como mi abuelo lo pasaron peor hace 50 o 100 años, perforaban sin agua y se tragaban todo el polvo del mineral. Mi abuelo se jubiló con 50 años pero a los pocos años falleció”, comenta. La mina, añade Gregorio, ha dado origen y vida al pueblo, pero hoy en día, se lamenta, no hay grandes empresas que oferten más trabajo para evitar que sus hijas o los hijos de sus coetáneos se marchen del pueblo en busca de un futuro más prometedor.

En la actualidad, debido a la pandemia por la COVID-19, el Parque Minero ha tenido que adoptar medidas de prevención como la reducción del tamaño de los grupos, aunque como entorno visitable vivo, Carrasco confía en poder abrir al público en breve un nuevo espacio museístico de carácter etnográfico, la vida del minero fuera de la mina, que se sumaría a los ya existentes (Centro de Recepción de Visitantes, Centro de Interpretación de la Minería ubicado en la antigua sala de compresores, bajada a la Mina en el pozo de San Teodoro, Cerco de Buitrones, Hornos de Bustamante, Museo del Mercurio en el antiguo almacén…). “Se trata del edificio que albergaba el antiguo laboratorio, está ubicado junto a la Puerta de Carlos IV; lo restauramos hace un tiempo y queremos incluirlo dentro del recorrido del Parque, si concluimos el montaje de sus contenidos antes de que concluya 2020”, anuncia Carrasco. Todo esto y muchísimas más cosas aguardan al visitante en el Parque Minero y en Almadén, atrévanse a descubrirlas, no saldrán decepcionados.

Texto: Oliva Carretero. Fotos: Cedidas por el Parque Minero de Almadén